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¿Cómo reconocer una verdadera tortilla?

Por Shadia Asencio - August 2020
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Existe un ritual que, frente al comal, se vuelve entrañable: poner una tortilla caliente sobre la palma de la mano y con los dedos de la otra, enrollarla lo más apretadita posible. Mejor si en el interior hay una pizca sal. ¿Salsa martajada? Oh sí, por favor. Pero este ritual sólo es posible si la tortilla es lo suficientemente flexible para no romperse. Saber reconocer una tortilla auténtica, además de ser un hábito 100% saludable, es la forma más rica de experimentarlas.

Según los mayas, el maíz es la piedra angular de nuestro origen y según los aztecas, es la muestra del amor que sentía Quetzalcóatl por su gente, quien para conseguir una semilla dorada se adentró en las montañas convirtiéndose en hormiga. De esa semilla surgió la tortilla, símbolo de identidad y cultura nacional. En el sentido más práctico, no hay plato, servilleta o cuchara más precisa para atajar un guisado. Tampoco una de mejor sabor.

Todos creemos conocerla íntimamente, pero siendo sinceros, ¿hace cuánto elaboraron su última tortilla? ¿Hace dos meses? ¿Hace un año? ¿Nunca? Cuando conocí a Rafael Mier, director de la Fundación Tortilla de Maíz Mexicana yo no entendía por qué había que divulgar el tema de la buena tortilla y aprender a diferenciar una tortilla auténtica de otras. ¿Todas las tortillas de tortillerías son auténticas? ¿O no?

La tortilla es el lienzo favorito del plato nacional: los tacos. Y aunque en las mesas nunca falta, Rafael me hizo entender que la verdadera tortilla escasea, sobre todo en las grandes ciudades. No sólo eso. Pocos conocen cuál es el proceso detrás de su elaboración y cuáles son sus ingredientes originales. Por suerte ya existe una regulación en el mercado para que las tortillerías describan los ingredientes que utilizan. No, no sólo es maíz. Algunas veces la masa está mezclada con harina de trigo.

A la tortilla tradicional hay que diferenciarla del resto. Ella proviene de maíces mexicanos, algunos en peligro de extinción. El tema es que algunos agricultores han preferido sembrar otros cultivos o utilizar maíces más resistentes a las plagas. Transgénicos, pues. En el proceso tradicional, los maíces que fueron cosechados según la temporada se dejan secar naturalmente y se les desgrana con la ayuda de un olotero. A continuación, se someten al proceso de la nixtamalización en el que los granos de maíz se pulen como diamante en bruto para hacerlos más digeribles en el organismo, para maximizar su aporte nutricional: aumentar su contenido de calcio, de proteínas, de antioxidantes.

La tortilla verdadera –la saludable, la auténtica– está nixtamalizada. Para lograrlo hay que diluir cal en agua, cocer los granos en la mezcla, dejarlos remojar durante la noche y al día siguiente, enjuagar hasta que el agua salga clara. De ahí se obtiene el precioso nixtamal que se lleva al molino o al metate. El resultado es una masa húmeda y deliciosa, lista para palmear tortillas, tlacoyos, sopes, o (ponga usted su preparación favorita de maíz). Cuando inflan en el comal o en la plancha de las tortillerías, el augurio de una buena comida es evidente. El proceso es cultura pura. Pero por inverosímil que parezca, en la mayoría de las escuelas de gastronomía este ritual no se enseña. No hay duda de que, para reconocer una buena tortilla, también hay que amistarnos con el lenguaje, con su saber.

Rafael aconseja consumir aquellas que no son industrializadas, es decir, que no contienen ingredientes adicionales a los tradicionales (maíz, agua y cal o ceniza). “Como consumidores tenemos derecho a conocer todos los ingredientes de nuestra tortilla por ello, es importante exigir su correcta declaración”, afirma. También dice que las tortillas de colores sí son tradicionales. Su color proviene de maíces con tonalidades como del arcoíris. Pero cuidado. Existen comerciantes que utilizan colorantes imitando los colores del maíz azul o verde. Un tip para diferenciar al gato de la liebre es aplicar un agente ácido –como el jugo de limón–. “Si al aplicar el limón, la tortilla se torna violeta o rosa, se trata de tortilla de maíz azul real; si se torna grisácea o no cambia de color, se trata de una tortilla pintada con colorante artificial”. Otro consejo es fijarse en la flexibilidad de la tortilla. Si se rompe o se entiesa apenas la pones sobre el comal, puede que estés frente a una tortilla falsa. Estos y otros consejos los puedes encontrar en el blog recién inaugurado de la fundación.

La buena tortilla merece diferenciarse de las otras. Pregunta en tu tortillería si las que ofrecen están nixtamalizadas y si provienen cien por ciento del maíz nacional. Su aroma, anticipación de un banquete digno de dioses, y su sabor no deben tomarse por sentado. Y mientras aprendemos a nixtamalizar juntos, te dejo algunas recetas que puedes preparar en su honor:

Tacos de lengua
Tacos de mixiote
Tacos de costilla