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Por qué el color de la yema de huevo es tan revelador

Por Kiwilimón - February 2019
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Al partir un huevo te habrás dado cuenta de que la yema no es siempre del mismo color. Tanto la consistencia como la tonalidad pueden variar de un huevo a otro. Esto se debe a diferentes factores. Descubre todo lo que el color de la yema de huevo puede revelarte.

Alimentación de la gallina

El color de la yema de un huevo está determinado principalmente por la alimentación de la gallina. Esto significa que, si una gallina consume maíz, la yema será un poco más anaranjada. Por el contrario, cuando las gallinas son alimentadas con trigo o cebada, el resultado es una yema con un tono pálido más cercano al amarillo.

Calidad del huevo

Hace tiempo se creía que el color de la yema determinaba la calidad de un huevo. Por esto se consideraba que las yemas pálidas eran indicadores de una mala alimentación, mientras que las yemas con tonos naranjas más intensos suponían una garantía de calidad. Ahora sabemos que el color de la yema depende del tipo de alimentación que recibe la gallina y no tiene que ver necesariamente con la calidad del huevo.

Indicadores de frescura

Al momento de elegir un huevo hay otros factores, aparte del color de la yema, que pueden ayudarte a identificar uno de buena calidad. Por ejemplo, la consistencia de la clara debe ser densa, y su color prácticamente transparente. Si te encuentras con un huevo que tiene una clara muy fluida o con tonalidades cafés, verdes o negras, esto significa que no es fresco o que está contaminado. Antes de partir un huevo puedes conocer qué tan fresco está. Solo tienes que meter el huevo en un vaso con agua. Si el huevo se hunde, esto quiere decir que está fresco. Entre más flote, más viejo será.

No te dejes llevar por el color de la yema. Muchos productores usan colorantes (naturales y artificiales) para modificar el color, por lo que esto ya no es un factor determinante de calidad o frescura. Si te interesa consumir huevos frescos y de calidad, acércate a los productores locales. En estas granjas las gallinas suelen alimentarse de manera natural bajo condiciones más óptimas que garantizan la calidad del producto.