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¿Cómo debemos alimentarnos según la medicina tradicional china?

Por Shadia Asencio - January 2022
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La medicina es y está en uno. En la sanación energética actual, el camino es enseñar al paciente a sanarse a sí mismo, a encontrar medicina en lo que se escucha, en lo que se ve, se come y se decreta. Las tradiciones chinas milenarias afirman que es porque hay energía detrás de todo. Por eso, para ellos, el equilibrio significa salud y bienestar.

Se habla mucho del Ayurveda indio como vía filosófica para curarse a través de la alimentación, pero como cultura madre, la china tiene mucho que aportar a la conversación. Regida por la filosofía tao, se explica que el cuerpo es unidad y no un compendio de partes autónomas, como se le aborda en la medicina occidental. Adicionalmente se dice que la teoría del ying y yang es intrínseca a la vida en general: está presente en los movimientos de la tierra, en las personas, en los alimentos.

Bajo esa perspectiva todo tiene dos fuerzas: la positiva y negativa, el día y la noche, la luz y la sombra. A cada ying le corresponde un yang. Ni mucho, ni poco. Sólo el que equilibre. En una charla con el doctor del Instituto de Medicina China Osiris Triana, hace mención del columpio –un invento chino– como el mejor ejemplo de la sabiduría milenaria de aquel país: si te impulsas demasiado, saldrás volando. Con la inercia correcta, el juego es un disfrute.

“La filosofía del yin yang surge de la observación de la naturaleza porque se considera que es el primer y el mejor maestro del hombre. Los antiguos comenzaron a entender que había ciclos en la naturaleza y que todos contaban con movimientos opuestos”, me explica Osiris.

No todos necesitamos el mismo alimento. Hay que seleccionar la comida de acuerdo con la época del año, al clima particular del día, al estado de salud. “Nuestros órganos y sus afecciones o salud marcan el flujo de alimentos que necesitamos”, confirma Osiris.

Como el tema es súper complejo, también hablé con José Adalberto Marín Ortiz, acupunturista y profesor de técnicas como Chi Kung y Kung Fu, quien asegura que no es casualidad que los chinos luzcan tan vigorosos y jóvenes a diferencia de los europeos, que desayunan pan y mermelada. Los chinos desayunan temprano, al alba, dice. Desayunan proteína y semillas que aumenten su energía vital.

En la medicina china, el frío o el calor de las cosas y personas marca el paso: “los doctores se basan sobre todo en las manifestaciones de la naturaleza de la persona, incluso cuando tienen alguna enfermedad, se estudia la naturaleza de la enfermedad con la finalidad de regular la temperatura”, me confirma Adalberto.

Adicionalmente me explica que en cada momento del día el cuerpo pide equilibrar la temperatura con los alimentos correctos. En la mañana, que hace frío, pide algo caliente; a medio día, algo que refresque, mientras que para la noche, lo mejor es elegir un guiso caliente y bajo en calorías.

Osiris me cuenta que hay que observar las fluctuaciones de energía, de frío a calor, a lo largo del año: cuando la energía empieza a crecer es en la primavera; llega a su punto máximo en el verano. Cuando empieza a haber un retroceso en la energía Yang o energía de calor, comienza el otoño y, finalmente, cuando retrocede a su punto mínimo es el invierno. Esto determina el tipo de alimentos que necesitamos.

La alimentación en la medicina tradicional china también observa la filosofía de los cinco elementos, en la que a cada estación le corresponde un elemento de la naturaleza: a la primavera le corresponde el elemento madera; al verano, el elemento fuego; al otoño, el metal, mientras que el invierno es el agua.

A cada elemento le corresponde un órgano del cuerpo y un sabor frío o caliente que lo potencia. Por ejemplo, al elemento agua corresponde el riñón, por lo que hay que elegir alimentos que nutran y fortalezcan al riñón como el cordero o el frijol negro. Osiris lo explica así: al invierno le corresponde el elemento de agua que es un elemento ying, con una tendencia descendente fría, por lo que hay que balancear con alimentos de energía caliente.

Asimismo, cada órgano tiene otra parte del cuerpo que lo fortalece o debilita. El órgano que potencia el riñón son los pulmones y su sabor es el picante, por lo que hay que consumir alimentos de esta naturaleza como cebolla, el jengibre o el ajo. “Poquito picante, porque si vamos al exceso, como en ejemplo del columpio, el movimiento va a ser demasiado fuerte y tendremos un desequilibrio”, concluye Osiris.

Adalberto me indica que el hígado normalmente se congestiona o se “calienta” por estrés o por ira, por lo que personas con aflicciones en dicho órgano deben consumir alimentos amargos que lo refresquen. Los sabores dulces debilitan el vaso o sistema digestivo, en enfermedad habría que limitarlos, mientras que una persona con problemas de corazón debería evitar alimentos ácidos.

Adicionalmente recomienda consumir alimentos lo más frescos posibles y masticar hasta lograr papillas, antes de engullir. Osiris, por su parte recomienda revisar qué es lo que requiere el cuerpo en cada momento del día y no guiarse por los antojos. En ello radica un amor real a nuestro cuerpo.

El tema es recordar que la enfermedad es un desequilibrio de energía y que la recuperación de la salud está íntimamente relacionada con la armonización de aquello que entra al cuerpo: comida, pensamientos, estímulos y emociones.