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Piensa dos veces antes de tomar demasiados licuado de proteína

Por Kiwilimón - March 2019
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Los licuados de proteínas son bebidas hechas principalmente con proteína en polvo y agua, aunque a menudo también se les agregan otros ingredientes. Actualmente, la popularidad de estos licuados o malteadas como suplementos alimenticios ha ido aumentando, ya que pueden ser grandes aliados para obtener metas específicas en cuanto a peso y desarrollo muscular.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. El consumo frecuente (o en ciertos casos) de estas bebidas, porque puede resultar contraproducente para algunos órganos de tu cuerpo. Antes de que te tomes tu cuarto licuado de proteína en la semana, te recomendamos seguir leyendo.

Beneficios de beber malteadas de proteína

El uso de estas proteínas está relacionado con la disminución de peso y el aumento de masa muscular y, aunque pudiera parecer que  su efectividad es la misma para hombres y mujeres, esta es más alta en personas jóvenes y no tan eficaz en personas mayores o cuando tu cuerpo tiene problemas hepáticos o renales. 

Los licuados también pueden ser consumidos por personas que no alcancen la ingesta diaria recomendada de proteínas, como pueden ser personas veganas o vegetarianas. Sin embargo, también existen desventajas de consumir licuados de proteína, que pueden afectar gravemente la salud.
Desventajas de consumir malteadas de proteína

Este tipo de productos pueden contener metales pesados como plomo, arsénico, cadmio y mercurio; bisfenol-A (que se usa para fabricar plásticos), pesticidas u otros contaminantes relacionados con el cáncer y otras enfermedades.

Por otro lado, las malteadas basadas en lácteos pueden causar malestar gastrointestinal en personas con alergias o intolerancia a la lactosa, además de contar con un alto contenido en azúcar y calorías.

Tras popularizarse el supuesto beneficio que ofrecen estas malteadas a atletas que buscan una recuperación muscular más rápida tras hacer ejercicio, una investigación mostró que las malteadas de proteína no ofrecen una mejor recuperación ni una reducción importante de daño muscular.

Algunas otras cosas que pasan cuando tomas licuados de proteína son: ¿Es recomendable beber malteadas de proteína?

Los licuados de proteínas libres de químicos pueden beneficiar a algunas personas, pero deben consumirse según las necesidades de cada una, por lo que se recomienda estar bajo supervisión de un especialista. Recuerda que el tipo de alimentación que requiere una persona de 35 años que hace ejercicio no es la misma que la de una persona mayor que tiene una vida sedentaria. Lo ideal es
que un especialista es nutrición te indique cuáles son las porciones indicadas de proteína, grasa y carbohidratos según tus necesidades.

Un reciente estudio señala que si eres una persona que tiene una actividad física de al menos de más de una hora, el consumo de proteína podría variar entre aproximadamente 0,8 gramos por kilogramo de peso corporal por día, lo que en realidad serían 54 gramos para una persona de 68 kilos.
Además, recuerda que seguir esta tendencia de sustituir el desayuno por batidos de proteína con algunas frutas congeladas e incluso con porciones extra de cereales, no debe ser de consumo diario, ya que tene runa ingesta excesiva de polvos, que representen más del 35% de las calorías diarias o más, puede provocar malestares como náuseas, calambres, fatiga, dolores de cabeza e hinchazón. De hecho, algunos expertos han mencionado en recientes estudios, que una de las desventajas de tomar mucha proteína es hacer trabajar en exceso tus riñones, lo que ocasionaría que si eres una persona con complicaciones renales existentes, tu situación pueda, o no, empeorar.
Algunas desventajas extra de tomar demasiada proteína, es que puede aumentar la excreción de calcio, lo que ocasionaría una considerable debilitación ósea o deshidratación.
Si buscas incluir más proteína a tu dieta, una opción más sencilla es incluirla en tu menú semanal en su estado natural mediante el consumo de pescado, pollo, huevos, carne magra, nueces, semillas, productos lácteos bajos en grasa (yoghurt, leche, queso)
y legumbres como las lentejas,