La practica cotidiana de yoga trae muchos beneficios: mejor postura, reducción de estrés y ansiedad, mejor respiración… Pero también, contribuye a aliviar los síntomas que provoca una digestión lenta como son la inflamación, la incomodidad, los gases y los cólicos.
En yoga la combinación de posturas, la hidratación y la respiración ayuda a que el sistema digestivo se encuentre saludable. La yoga promueve la peristalsis, que es el movimiento de los residuos y las toxinas a través del colón.
También, la práctica desarrolla los músculos abdominales, todo lo cual contribuye a una digestión más saludable.
Aquí te decimos tres posturas que puedes practicar de manera diaria con el fin de mejorar tus sistema digestivo y sentirte bien todos los días.
Paschimottanasana o Flexión hacia el frente sentado
Este estiramiento sencillo te ayuda a relajarte y a liberar parte del estrés que está afectando tu digestión.
Cómo hacer la postura: Siéntate en el piso con ambas piernas hacia el frente. Mantén la espalda recta y lentamente flexiona el torso hacia el frente en dirección a las piernas. Mantén la postura de cinco a diez respiraciones y sal lentamente de la misma manera en que entraste.
Modificación: si te encuentras en un espacio público, puedes realizar esta postura sentado en tu silla.
Torsión de la columna acostado
Usa esta torsión para aliviar y tonificar tu abdomen.
Cómo hacer la postura: Acuéstate boca arriba, abrazo tus rodillas e inhala. Mientras exhalas, baja las rodillas hacia la izquierda, usando tu mano izquierda para bajarlas un poco más. Luego, voltea tu cabeza y estira tu brazo derecho hacia fuera. Permanece en la postura de cinco a diez respiraciones. Inhala y mientas inhalas regresa las manos y las rodillas hacia el centro. Repite con el costado contrario.
Modificación: puedes intentarlo con las dos piernas dobladas o con una pierna estirada y la otra doblada.
El puente
Querrás hacer este estiramiento sencillo para aliviar la sensación de cólico estomacal.
Cómo hacer la postura: Acostado boca arriba, coloca las plantas de los pies en el piso. Siente que toda tu columna esté apoyada en el suelo y lentamente, comienza a elevar la columna vertebra por vertebra iniciando por la cadera hasta la espalda alta.
Permanece con la espalda lo más arriba que puedas por tres respiraciones y lentamente baja hacia la postura inicial.