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¿Por qué nos gusta tanto la comida de mamá?

Por Shadia Asencio - May 2020
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La comida tiene un hechizo único: es imán para las emociones. Un minúsculo bocado puede ser un tobogán veloz al pasado, a un martes de la infancia, a un cumpleaños con toda la familia, a cualquier momento donde sólo bastaba con existir para sentirse pleno. Si observamos esos recuerdos, en ellos siempre aparece nuestra mamá (o quien la representa) al lado, al fondo, en primer o segundo plano. Pero ¿por qué nos gusta tanto su comida?

Un sabor puede obsesionarnos si nos recuerda al que hacían en casa o decepcionarnos si, por el contrario, “a mamá le quedaría mejor”. Y no necesariamente depende de una destreza gastronómica. La razón de que nos guste tanto la comida de mamá proviene del instinto. Ella es el origen de nuestro primer alimento en la vida. Ella es sinónimo de creación tanto como de preservación de vida. Ella es nuestro camino seguro a la supervivencia. Por ello, cuando deja de alimentarnos de su propio cuerpo, la comida que nos pone sobre la mesa nos resulta tan especial. Es una especie de continuación de la leche materna.

Como adultos, evocar esos sabores y olores puede llegar a ponernos sumamente emocionales. Sobre todo si además de reencontrarnos con ese bocado pensamos en todo aquello que no vimos –y que ahora nuestros hijos no ven, porque no hace falta–: las veces que se quemaron un dedo por lograr la cocción perfecta, cuando dejaron de comprarse algo para consentirnos con nuestro postre favorito, cuando inventaron juegos, formas y hasta canciones cada vez que no queríamos comer.

Por todo eso, por lo que vimos y no, gracias por hacer alquimia en la cocina, mamás. Gracias por crear recuerdos en cada olla, gracias por poner a la mesa, más que un platillo, un decálogo de amor.

Y a forma de homenaje para todas –a las mamás de ayer, a las de hoy, a las que están por serlo– queremos compartirles los platillos que al equipo de Kiwilimón nos recuerdan por qué nos gusta tanto su comida. Tal vez a través de cada uno rasquen en su propia memoria; tal vez con ellos se inspiren o recobren las ganas de cocinar aun cuando el panorama parezca gris. Retomar el mandil aun con días de prueba, como los de ahora, para poner en el plato un poquito de esperanza.


“Nada como una crema de tomate y una tinga de pollo para conectarme con mi mamá”, Shadia Asencio, Directora editorial.

“Una sopa de cebolla siempre será el recuerdo de mi mamá para mí”, Phil Brun, CEO de Kiwilimón.

“A mí me recuerda a mi mamá la crema de nuez y chipotle y el pastel de zanahoria”, Jessica Alcántara, Gerente de marketing y editorial.

“El bowl tropical de frutas para el desayuno y los huevos al albañil”, Yamilette González, Coordinadora de Chefs.

“Me acuerdo de mi mamá con tortitas de huevo con ejote y galletas de azúcar”, Mónica Mateos, marketing.

“¡Los sopes son la receta favorita de mi mamá!”, Diana Lino, community manager.

“¡Los tacos de pollo ahogados en salsa roja!”, Eloísa Carmona, editora web.

“Para mí, los postres de yogurt con fresa en todas sus versiones”, Marielle Henaine, chef.

“Suena a cliché pero el caldo de pollo sí me recuerda a mi mamá”, Adriana Sánchez, redactora web.

“Me recuerda a ella la sopa de fideos con albóndigas y el flan de naranja. De hecho, ésta su receta”, Brenda Villagómez, chef.

“A mí me recuerdan a ella las tostadas de carne a la yucateca”, Inés Miselem, directora de arte.

“Los molotes de plátano rellenos y definitivamente el pan de elote”, Mayte Rueda, chef.

¿Cuéntenos qué platillos te recuerdan a mamá?