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Variedades de enchiladas mexicanas tradicionales

Por Shadia Asencio - June 2021
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Tortilla, relleno, salsa. Tres posibilidades que, con cierta dosis de creatividad, se vuelven infinitas. Una trilogía sencilla, justa en cada una de sus partes. Un número ecuménico sin aristas en el que nada sobra, en el que todo huele y sabe a armonía. Este gran portador del número tres –según la numerología, sinónimo de paz y estabilidad–, las enchiladas mexicanas, es uno de los platillos que han sabido colarse al día a día de los hogares. 
Las “enchiladas mexicanas” son cultura: son desde el antojito de puesto, la comida formal cuando se hornean, o el desayuno de los trasnochados. Las enchiladas son sustantivo, son adjetivo, porque ya saben, los mexicanos cuando nos enojamos, nos enchilamos. En el caso del alimento, la enchilada mexicana debe su nombre a la tortilla, ya sea que se remojó en salsa y se frío, o se le aplicó el sistema a la inversa. 
Si la tortilla va primeramente frita en aceite, hay que cuidar que la temperatura y la cantidad de la grasa sea suficiente para no entiesarla. Si va revolcada en salsa y luego frita, hay que tener buen tino para no convertirla en chilaquiles. Y es que la enchilada debe ir doblada. Es su promesa de marca, su sine qua non. No puede ir enrollada como unas flautas ni simplemente doblada; es símbolo de egoísmo si sólo lleva unas gotas de salsa; de tacos, si lleva la salsa por dentro; de chilaquiles, si va fragmentada. La enchilada debe ser suave, blandita; no sólo cocida al comal, para que penetre la salsa en su crispida superficie. 
El origen se remonta al calendario precolombino. El Códice Florentino hablaba de las chillapitzalli, unas tortillas enrolladas que se condimentaban con chile. De hecho, existía un oficio, el de la tlailacatzoa, en el que la cocinera se convertía en experta de doblar tortillas. Tras la Conquista se incorporaron a la receta decenas de ingredientes como el caldo de pollo en las salsas o las proteínas como el pollo y el cerdo. Como tal, “la tortilla enchilada” apareció por primera vez en el gran recetario de 1831, El cocinero mexicano.
Las recetas fueron variando regionalmente. Ahora los dedos de las manos nos faltan para enumerarlas. Las variaciones tienen que ver con los chiles que se incorporan a la salsa. Aunque claro, en los rellenos y los ingredientes que las coronan están las acepciones; el diablo, dirían algunos. En algunos mercados como en Veracruz, el relleno va por fuera. En otros casos, la variedad está en la masa a la que se le incluye chile cascabel, como en el caso de las potosinas
Hay una enchilada mexicana para cada ocasión, para cada presupuesto. No faltan las de mole y guajolote para las ocasiones especiales, ni las frugales que se dejan ver cuando en el refrigerador hay más cervezas que ingredientes; tortilla, huevo y salsa de chipotle bastan para prepararlas. La versatilidad y capacidad de adaptación a lo que hay es un homenaje al saber hacer de cada estado, al de cada pueblo, al de cada familia. Estas son algunas de nuestras favoritas.
Enchiladas mineras de GuanajuatoUn platillo de época virreinal. Se les llama mineras por ser la labor primordial del estado; las enchiladas van rellenas con queso ranchero y van coronadas por una mezcla de verduras –papa, zanahoria y lechuga–. Que a nadie se le escape el detalle mágico del tocado: chile y cebollitas encurtidas.
Enchiladas queretanasSon bastante similares a las mineras, sin embargo, estas no llevan encurtidos. La tortilla va igualmente frita en la salsa para lograr esa sensación adobada y pueden ir rellenas de pollo o de huevo. 
Enchiladas suizas Más mexicanas que el mole, las enchiladas suizas toman su nombre por el gratín de queso que las cubre al exterior. Generalmente van rellenas con pollo y en la composición de la salsa se incorpora un agente lácteo como la crema. Esto las hace ligeramente dulces, suficientemente perfectas.
Enchiladas suizas rojasSe elaboran de forma similar a las verdes, pero con la adición de jitomate al hervido de salsa. En las suizas, se vale hacerse de la vista gorda con lo de “deben ir dobladas” pues, para que se amolden orgánicamente y consigan esa corteza doradita en el horno, se enrollan y se ponen al refractario.
Enchiladas de mole verde¿Dos best sellers nacionales en un mismo plato? El buen karma se hace realidad cuando un mole verde es lo enchiloso de unas sencillas tortillas de maíz. Digno de cualquier celebración –boda, quinceaños, semáforo amarillo, promoción 2X1 en tu súper favorito– estas enchiladas son una fiesta de pepita con final picosito.
Enchiladas enacahuatadasEn México incluimos los cacahuates también en las salsas como la macha o en algunos moles oaxaqueños. Esta salsa espesa, balanceada en acidez y tersa es la cobija que toda tortilla quisiera llevar. 
Enchiladas de chile poblanoEn el mundo de las enchiladas verdes, tenemos unas de pantones más claros que no proceden del tomatillo, sino de una crema elaborada a partir de chile poblano y queso, queso doble crema, crema o bien, todas las anteriores. Pueden ir rellenas de pollo o de un salteado de setas para completar la experiencia vegetal.